Un grupo de trabajo es un grupo operativo que responde a la necesidad de la institución de poner en marcha unas líneas de investigación en torno a unas temáticas concretas, con el objetivo de generar conocimiento, articular proyectos y fortalecer la comunidad. Los grupos (Cultura como Recurso Común, Nuevos Artesanos, Código Creativo y Aprendizaje Expandido) parten de esas líneas determinadas de trabajo, conectan y median con la realidad exterior, con el objetivo de detectar necesidades y agentes vinculados con la comunidad. Los grupos de trabajo generarán conocimiento y articularán un programa de actividades relacionado, al mismo tiempo que propondrán proyectos. Los grupos serán capaces de evaluar el desarrollo del Hirikilabs y proponer cambios.
Una de tantas preguntas que se están intentando responder en el grupo Código Creativo gira entorno a si es posible usar el código como una forma de expresión artística e intenta responder a las formas de creación actuales.
La primera idea del grupo fue responder a la pregunta ¿Qué es el código creativo? Para ello, se puso en marcha la realización de una Cartografía del ecosistema del código creativo, en la que estamos completando un sistema de categorización, recopilando referencias interesantes que sirvan de utilidad.
El sistema capitalista genera caminos de una sola dirección y en esa hiper-especialización los espacios creativos o formas de expresión son difíciles de ser transitados. Algunos ejemplos pueden ser los siguientes: las personas que hacen una carrera musical adquieren capacidades técnicas para tocar un instrumento pero en ese camino suelen quedar atrofiadas las capacidades para la improvisación. En el mundo del desarrollo de software pasa algo parecido. La productividad manda y aunque los mercados siempre buscan elementos diferenciales la realidad es que entramos en un modo de trabajo mecánico, y en consecuencia obtenemos los mismos resultados.
Mientras tanto hay escenas y ambientes donde se trabajan constantemente la experimentación artística, nuevas formas de interacción, la representación y metáfora, pero que no son permeables al resto del mundo. En estos ambientes la endogamia también es la norma, creando tendencias repetitivas que se pueden confundir con procesos artísticos, pero que en muchos casos son más bien expresiones de la técnica.
La forma sutil pero a su vez compleja en la que el sistema dice cómo tenemos que ser y hacer, llega a ser tan contundente que es muy difícil, por ejemplo, encontrar mujeres en algunos entornos donde el arte y la tecnología se mezclan (ejemplo: live coding). Las mujeres no transitan estos ambientes por una cuestión de género y eso es un claro indicio de que algo raro ocurre en estos procesos de «aprendizaje», y por supuesto no tiene nada que ver con cuestiones biológicas. Este y otros debates interesantes y complejos dan pie a la reflexión.
Un punto clave del grupo es el de reflejar que sólo mirándonos de frente podremos mezclarnos y avanzar hacía lugares comunes donde el código se use como forma de expresión común y no parcial como lo vemos ahora.
Otro debate es el relativo al código: ¿qué es código? ¿qué es programar? ¿qué es código creativo? ¿qué es arte? etc. Las respuestas son infinitas. Una conclusión clara es que un conjunto no pequeño de personas necesitan del «código» para poder expresarse, para poder contar historias y esto es apasionante. Pero no sólo es apasionante por los resultados finales en «obras artísticas», sino también en la forma de escribir código. Aquí se rescata la tendencia de algunos programadores de hablar de artesanos del software en detrimento de ingenieros. ¿Y qué pasaría si juntáramos a artistas, creadores, con artesanos del software? ¿Y si les hiciéramos resolver los mismos problemas? Esta es una línea de trabajo muy clara, y se quiere poner en práctica.
El grupo de trabajo puede imaginar qué puentes son necesarios para unir caminos. Queda mucho trabajo, pero se intuyen muchas posibilidades. “O hacemos código o somos código. La programación tiene que ser expandida, tiene que atravesarnos”.