La linterna mágica fue el primer “proyector” de la historia. Desarrollada en el siglo XVII por Athanasius Kircher, utilizaba los principios de funcionamiento de la cámara oscura (la cual recibía imágenes del exterior haciéndolas visibles en el interior de la misma), consiguiendo proyectar imágenes desde el interior de la cámara hacia el exterior. 

Las linternas se utilizaban para proyectar unas placas de vidrio translúcidas, con dibujos o fotografías que solían cumplir fines didácticos o de entretenimiento. Las proyecciones de linterna mágica solían dar lugar a espectáculos públicos o privados, que se acompañaban de narraciones y música en directo. Muchas de las placas que se proyectaban estaban pintadas a mano, y algunas constituyen verdaderas piezas de museo de una gran belleza, que han resistido el paso del tiempo en muy buenas condiciones de preservación.

Debido a que las linternas funcionaban con carbón o lámparas de gas, y las más modernas utilizaban ya un circuito eléctrico obsoleto para las instalaciones eléctricas actuales, resulta común encontrar en los archivos, museos y colecciones privadas que dichas placas de vidrio se quedan ocultas a la vista del público, por no poder ser proyectadas de una manera práctica y sencilla. 

Con el fin de poder incorporar estas imágenes a proyectos de creación, así como de disfrutar de nuevo de su belleza en diferentes contextos, nace la propuesta de recrear una linterna mágica DIY con tecnologías actuales, de forma sencilla y muy barata, y con componentes que pueden encontrarse fácilmente por internet, o incluso ser reciclados. 

Paso a paso